Cuando empecé a opositar siempre pensaba que yo no sería de esas personas que estarían 4, 5 o 6 años para sacarse la plaza.
No porque yo fuera más lista que todas ellas, sino porque pensaba que si estudiaba 8 o 9 horas todos los días seguro que llevaría un buen ritmo y me las sacaría pronto.
Yo pensaba que todos los que estaban más tiempo era porque, por alguna razón, no podían estudiar lo suficiente y necesitaban echar más años.
Pero a mi nadie me dijo que un proceso selectivo sería tan lento ni que iba a tener que dedicar tanto tiempo de mi vida a la oposición (incluso a pesar de haber aprobado). Es más, os confieso que me dijeron todo lo contrario. Me acuerdo que en mi academia me aseguraron que la media para sacar plaza en Gestión Procesal eran 2 años.
Realmente no me equivoqué respecto a lo de que si apretaba el estudio podría sacar buena nota. De hecho, aprobé Tramitación en primera convocatoria. Pero ilusa de mí pensar que todo esto sería tan fácil y, sobre todo, tan rápido.
Todo esto fue debido a que yo tuve en cuenta mis posibilidades, pero no los factores ajenos. Y un factor ajeno era la lentitud del proceso selectivo, o el concurso oposición.
A día de hoy tengo sentimientos encontrados. Lo he pasado muy mal estos casi cuatro años pero también, poniéndolo en una balanza, creo que no lo cambiaría porque estoy muy contenta con la persona en la que me he convertido y todo el aprendizaje que he adquirido.
Y aquí estoy, llevo casi cuatro años opositando y solamente ha salido una convocatoria en todo este tiempo. 4 años opositando y una sola convocatoria.
¿Y para que os cuento esto? Pues para que no cometáis el mismo error que yo. Para que dejéis de calcular en cuanto tiempo os sacareis la plaza. Porque si no lo cumples será frustrante.
Y porque hay algo importante que debéis saber, y es que esto no solo depende de nosotros.
Pero tengo una buena noticia: todo llega para quien sabe esperar .
Y yo esperaré luchando🌈